A
boiuna, ou
cobra-grande, é um mito
amazônico de origem ameríndia, descrito como uma enorme cobra escura
capaz de virar as embarcações. Também pode imitar as formas das
embarcações, atraindo náufragos para o fundo do rio
Otras versiones:
Uno de los mitos del Amazonas, que aparece bajo
diferentes aspectos. Sea una cobra negra, sea una cobra grande,
con ojos luminosos como dos faroles. Los caboclos (mestizo de
indio con blanco) anuncian su presencia en los ríos,
lagos, igarapés (riachuelo para pequeñas canoas)
y igapós (parte de la floresta cubierta por las aguas
cuando el río está lleno) con la misma
insistencia que los marineros y pescadores de
Europa
acreditan en el monstruo de Loch-Ness. La imaginación
amazónica, más floreada y portentosa ha criado
para nuestro
mito
propiedades fantásticas: La boiúna puede
cambiarse en embarcación a vapor o de paño e ir
de la forma de ofidio (cobra) hasta buque, para más
trair y desorientar a sus victimas. Esta cobra posee diferente
formas de encanto de acuerdo con informaciones obtenidas entre
la población de la ribera de los ríos. Acreditase
que algunos igarapés fueran formados por el pasaje de
esta cobra que abre grandes surcos en las restingas,
igapós y tierra firme. En el Amazonas esta cobra tiene
varios nombres: Boiúna, Cobra Grande, Cobra Norato,
Mãe D'Água, entre otros, pero independientemente
de su nombre, ella es la reina de los ríos
amazónicos y sus leyendas pueden haber surgido en virtud
del miedo que provocaba esta serpiente de agua, que devora el
ganado que va a beber agua en los ríos.
La Cobra Grande o Boiúna, sube a los
ríos, entra en los igarapés, devasta (entrar de
manera violenta) a los lagos, onde (esto está en una
forma poética, creo yo) "asume de besos los
nenúfares (
plantas
acuáticas de hojas grandes. Creo que son las
"Vitórias Régias" del Amazonas) opalizados (de
ópalo) por la luz del claro del luna", transformado,
majestuoso, todo iluminado y fascinante, que atrae el caboclo
extasiado por su irradiante aparición.
Nos habla la leyenda que, Waldemar Henrique, en verso
y
música, ha traducido que una vez por
año la Boiúna salía de sus dominios para
escoger una novia entre las muchachas da Amazonia. Y, delante
de aquel rostro plateado de mar atravesaba con velocidad el
río grande, los brujos oraban, las
redes (de
pesca)
temblaban, los
niños
se escondían llorando, mientras un gran delirio de
horror explotaba en la floresta iluminada.
En mitos y creencias antiguas, era muy común la
afirmación que las cobras buscaban las mujeres para
embarazarlas y acreditaban también que desde el momento
de la primera menstruación, las jóvenes indias
vírgenes estaban particularmente sujetas a atraer
"
el amor de
una serpiente", por este motivo, ellas evitaban ir hasta la
floresta o cerca de un río, cuándo
menstruaban.
La Cobra Grande o Boiúna, es vista en la noche,
iluminando el remanso de los ríos con la fosforescencia
constante de sus ojos. Cambiase muchas veces en un velero que
presenta una luz roja a babor y otra verde a estribor, confunde
los incautos y desciende silenciosamente el torrente de los
igarapés. Ah de aquellos que llegan cerca de esta forma
engañosa, pues estará sujeto a ser llevado a las
profundidades y no regresar jamás.
Raúl Bopp, autor de Cobra Norato, para
quién la literatura de nuestro país no tiene
misterios, en su poema modernista, nos habla de la Cobra
Grande.
Segunde Leticia Falcão, "en los ríos
Solimões y Negro, la Cobra Grande nació del
cruzamiento de una
mujer con un
fantasma, o de un huevo de mutum (tipo de ave gallinacea de
Brasil); en el Acre (territorio), la entidad mística se
transforma en un hermosa muchacha, que aparece en las fiestas
de San Juan para seducir los muchachos desprevenidos. Otra
leyenda nos habla una hermosa
india
cunhãmporanga, princesa de la tribu, por quedarse
pasionada por el Rio Branco (estado de Roraima), fue
transformada en una grande cobra llamada Boiúna por el
celoso Muiraquitã". Pero, tambien de acuerdo con la
autora, hay una versión en la cual cambia la Cobra
Grande como una benefactora de la navegación, cuyos
iluminados ojos son como dos faros, ayudan a los
navegadores
en las noches oscuras y durante las tempestades (Picasso,
1990-2004).