martes, 1 de octubre de 2013

Boiuna, otro avatar de Iara?

A boiuna, ou cobra-grande, é um mito amazônico de origem ameríndia, descrito como uma enorme cobra escura capaz de virar as embarcações. Também pode imitar as formas das embarcações, atraindo náufragos para o fundo do rio

Otras versiones:
Uno de los mitos del Amazonas, que aparece bajo diferentes aspectos. Sea una cobra negra, sea una cobra grande, con ojos luminosos como dos faroles. Los caboclos (mestizo de indio con blanco) anuncian su presencia en los ríos, lagos, igarapés (riachuelo para pequeñas canoas) y igapós (parte de la floresta cubierta por las aguas cuando el río está lleno) con la misma insistencia que los marineros y pescadores de Europa acreditan en el monstruo de Loch-Ness. La imaginación amazónica, más floreada y portentosa ha criado para nuestro mito propiedades fantásticas: La boiúna puede cambiarse en embarcación a vapor o de paño e ir de la forma de ofidio (cobra) hasta buque, para más trair y desorientar a sus victimas. Esta cobra posee diferente formas de encanto de acuerdo con informaciones obtenidas entre la población de la ribera de los ríos. Acreditase que algunos igarapés fueran formados por el pasaje de esta cobra que abre grandes surcos en las restingas, igapós y tierra firme. En el Amazonas esta cobra tiene varios nombres: Boiúna, Cobra Grande, Cobra Norato, Mãe D'Água, entre otros, pero independientemente de su nombre, ella es la reina de los ríos amazónicos y sus leyendas pueden haber surgido en virtud del miedo que provocaba esta serpiente de agua, que devora el ganado que va a beber agua en los ríos.
La Cobra Grande o Boiúna, sube a los ríos, entra en los igarapés, devasta (entrar de manera violenta) a los lagos, onde (esto está en una forma poética, creo yo) "asume de besos los nenúfares (plantas acuáticas de hojas grandes. Creo que son las "Vitórias Régias" del Amazonas) opalizados (de ópalo) por la luz del claro del luna", transformado, majestuoso, todo iluminado y fascinante, que atrae el caboclo extasiado por su irradiante aparición.
Nos habla la leyenda que, Waldemar Henrique, en verso y música, ha traducido que una vez por año la Boiúna salía de sus dominios para escoger una novia entre las muchachas da Amazonia. Y, delante de aquel rostro plateado de mar atravesaba con velocidad el río grande, los brujos oraban, las redes (de pesca) temblaban, los niños se escondían llorando, mientras un gran delirio de horror explotaba en la floresta iluminada.
En mitos y creencias antiguas, era muy común la afirmación que las cobras buscaban las mujeres para embarazarlas y acreditaban también que desde el momento de la primera menstruación, las jóvenes indias vírgenes estaban particularmente sujetas a atraer "el amor de una serpiente", por este motivo, ellas evitaban ir hasta la floresta o cerca de un río, cuándo menstruaban.
La Cobra Grande o Boiúna, es vista en la noche, iluminando el remanso de los ríos con la fosforescencia constante de sus ojos. Cambiase muchas veces en un velero que presenta una luz roja a babor y otra verde a estribor, confunde los incautos y desciende silenciosamente el torrente de los igarapés. Ah de aquellos que llegan cerca de esta forma engañosa, pues estará sujeto a ser llevado a las profundidades y no regresar jamás.
Raúl Bopp, autor de Cobra Norato, para quién la literatura de nuestro país no tiene misterios, en su poema modernista, nos habla de la Cobra Grande.
Segunde Leticia Falcão, "en los ríos Solimões y Negro, la Cobra Grande nació del cruzamiento de una mujer con un fantasma, o de un huevo de mutum (tipo de ave gallinacea de Brasil); en el Acre (territorio), la entidad mística se transforma en un hermosa muchacha, que aparece en las fiestas de San Juan para seducir los muchachos desprevenidos. Otra leyenda nos habla una hermosa india cunhãmporanga, princesa de la tribu, por quedarse pasionada por el Rio Branco (estado de Roraima), fue transformada en una grande cobra llamada Boiúna por el celoso Muiraquitã". Pero, tambien de acuerdo con la autora, hay una versión en la cual cambia la Cobra Grande como una benefactora de la navegación, cuyos iluminados ojos son como dos faros, ayudan a los navegadores en las noches oscuras y durante las tempestades (Picasso, 1990-2004).



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